Somos conscientes de que el logro de un mundo donde la soberanía
alimentaria de los pueblos sea realidad exige discusiones cruciales sobre los
sistemas alimentarios, así como el acceso y control sobre los recursos
naturales. También es necesario llevar a cabo debates políticos y legislativos
sobre lucha y movilización social, temas de género, manejo de semillas, entre
otros. Dentro de esta diversidad de retos existe un elemento esencial que está
tomando cada vez más importancia: el papel de los niños y niñas.