La mayoría de los alimentos
consumidos en el mundo son producidos por pequeños agricultores y trabajadores
y distribuidos a través de los “mercados territoriales”, que reflejan la gran
diversidad de contextos que caracterizan la producción y distribución de
alimentos a pequeña escala.
Los mercados territoriales son una fuente importante de empleo y cruciales para combatir la hambruna y la pobreza.
Estos mercados cada vez se enfrentan más a las amenazas empresariales que lideran los supermercados e hipermercados, contratación, almacenaje y los sistemas de certificación y seguridad de alimentos. Las empresas usan políticas neoliberales y acuerdos de inversión, así como sistemas de marketing sofisticados para controlar cómo se producen, tasan, distribuyen y consumen los alimentos.